viernes, 28 de octubre de 2011

TORRES ECIJANAS



La antigua Astigi siempre fue encrucijada de caminos y hoy museo de un arte arquitectónico singular de sinuosas calles y bellos herrajes, alberga restos de procedencia tartésica, romana, musulmana, visigótica, ... y le es familiar la confluencia y mestizaje cultural  y religioso, desde una de las más importantes muestras, como La Amazona, estilo de escultura de la que sólo se conservan en Nueva York, Berlín, Roma y la ecijana. También son referentes de sus esplendores el Palacio de Benamejí, situado en el lugar en el que se alzó en tiempos remotos el templo dedicado a Helios, el dios Sol, y el Palacio de Peñaflor o la casa del balcón largo por sus casi 60 metros de artística balconada.
Lugar de duendes y con duende, cita de leyendas como ser “la de los siete niños de Écija”, y es que ni fueron siete, ni tan niños ni de Écija. La Guerra de la Independencia contra los franceses situó en el campo a una población que, durante años, se dedicó a emboscadas y al ataque por sorpresa, componiendo  guerrillas que luchaban y sobrevivían como se les permitía. Estos guerrilleros antinapoleónicos, marginados y convertidos en bandoleros y conocidos por Malafacha, el Candio, Ulloa el Tragabuches, el Satanás, el Cencerro, el capitán de la partida Luís de Vargas, sin olvidar a Juan Repiso, único que no murió frente a las tropas del orden sino en la cama por gripe, ni a Francisco Huertas, un noble que fue ejecutado con la pompa y el boato de su clase social fueron los miembros que compusieron la partida que utilizó a Écija como lugar de cita.










Pero la leyenda más hermosa que trata de explicar la proliferación de tantas y esbeltas torres y espadañas, cuenta que la ciudad era tenida como una hermosa mujer enamorada del Sol al que pretendía tenerle tan cerca que recurrió a un pacto con el diablo al que le prometió la construcción de doce torres a cambio de su alma. La leyenda incluye que un rayo caído en 1892 sobre la torre de Santa Bárbara, fue obra del Creador que no consintió finalizase el pacto, castigando a la ciudad-mujer a colocar en cada torre una campana para general conocimiento del castigo.

1 comentario:

  1. ? por que se borro la ultima parte ¿ me quede con las ganas ¡¡ que bonitas torres ¡¡
    besos elena

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